Panorámica desde el cerro de Tlapexco.

Tres municipios de la entidad mexiquense comparten el nombre de Almoloya, cuyo significado “lugar donde mana el agua” proviene del náhuatl. Sin embargo, la localidad que nos atañe se ubica al sur de la entidad, y su apellido “de Alquisiras”, le es asignado en abril de 1869 en honor del destacado independentista mexiquense, Pedro Ascencio de Alquisiras, quien viviera en esta comunidad.
El municipio de Almoloya de Alquisiras cumple con la descripción que denota el nombre, pues de entre las montañas que lo rodean, surge el agua que confluye en la parte baja del municipio, en la Cabecera Municipal, con escurrimientos de diverso volumen de acuerdo a la época del año.
Es un pueblo de discreto y rústico encanto que si bien mantiene una actividad turística escasa, es un punto digno de recorrer por aquellos que gustan de disfrutar de comunidades pequeñas  y apartadas pero con los encantos propios de una localidad netamente rural.

Historia

En el actual territorio habitaron matlatzincas, después los cohuixcas, los náhuas y muy probablemente los purépechas. Estos pueblos estuvieron localizados en medio de dos grandes señoríos que se disputaban el territorio: Texcaltitlán y Xahualcingo, ambos con tributo a la Triple Alianza Tenochtitlan-Tacuba-Texcoco.
Desde luego, las lenguas que se hablaban, correspondían a las etnias existentes, siendo lengua franca el náhuatl y lengua mayoritaria el matlatzinca.
La llegada de los españoles llenó de temor a todas las etnias existentes entonces, principalmente para los mexicas, contra quienes se quejaban todas las demás, con razón, pues su dominio era férreo y despiadado. Una de ellas, fue la región de Xahualtcingo, gobernada entonces por un señor Chimalpopoca, quien hábilmente advirtió el poderío de los recién llegados, así como también la oportunidad de sacudirse el yugo mexica.
Ya en la cristiandad, se le impuso el nombre de Diego Ximénez Cortés Chimalpopoca, al que hacia 1534 se le añadió el don, pues el rey don Carlos I de España y V de Alemania, el 6 de enero le concede el título de señor de Almoloya, “por la ayuda que prestó a los españoles en la conquista de Michoacán y la chichimeca”.
Plaza Principal de la Cabecera Municipal.
El 29 de junio de 1786, nace en Acuitlapán, cerca de Taco, el hombre que daría su segundo apellido al poblado: Pedro Ascencio de Alquisiras.
Al final de la lucha armada, el guerrillero mexiquense vence en dos ocasiones a Iturbide; una en territorio de Sultepec y otra en Tlatlaya el 28 de diciembre de 1820, hecho que convenció a Iturbide para hacer la Independencia junto con los antiguos insurgentes.
Por el año de 1824, la hacienda de Arcos, fue comprada por la familia Stein, mineros alemanes, de una nueva mentalidad industrial y empresarial, haciendo de su negocio, el más floreciente de la República. Aquí se procesó la famosa bonanza de la mina del Alacrán, propiedad de Roque Díaz de Zacualpan. Arcos, llegó a ser la segunda fundidora del país, sólo superada por la fundidora de Monterrey.
Hasta este pueblo acudió el dictador Santa Anna a pedir dinero prestado, con lo que  se dio lujos inauditos, como dice Rivera Cambas, al dilapidar de la manera más absurda nada menos que entre siete u ocho millones de pesos de aquel tiempo. Los alemanes, con una mentalidad ahorrativa, capitalizaron la situación.
La revolución trajo caos y confusión, por los constantes amagos de las muchas facciones surgidas. La mayor parte de 1913 y 1914, fue ocupado por zapatistas y ocasionalmente carrancistas.
Ya entrado el siglo, Almoloya se vio recuperado de las vicisitudes de la Revolución, logrando mejores carreteras, escuelas, comercios y centros de trabajo.
Iglesia de San Pedro y Presidencia Municipal.
Generalidades

El municipio tiene una población cercana a los 1500 habitantes, se encuentra conformado por 32 comunidades la mayoría se encuentra en alta montaña, en las vertiente del río Balsas. Entre las comunidades, destaca La Unión Rivapalacio, por su ubicación privilegiada a lo alto de un cerro, con un panorama boscoso de mucha vegetación y un clima templado con una media de 24 grados, que lo hace propicio para disfrutar al aire libre.
Otro poblado de interés es Aguacatitlán reconocido por la siembra de aguacates, un arroyo con el mismo nombre y una bella peña que destaca a la vista desde la parte baja de Almoloya. Es en la cabecera municipal, donde confluyen las corrientes acuíferas de la región, los ríos son de caudal constante durante todo el año, pero en época de lluvias, de mayo a octubre, se puede escuchar un constante fluir de aguas. Como atractivo natural está la cascada llamada el Salto, que dependiendo de la época del año puede ser un pequeño chorro de agua o una caída estruendosa.
La tierra es muy fértil, se cultiva aguacate, durazno, níspero, tejocote entre otros. Estos productos se comercian entre los distintos pueblos. Viven principalmente del comercio. Aunque en  la actualidad, como en muchas poblaciones de nuestro país, la mayoría de los hombres migran a Estados Unidos, así es que la gente que se queda se mantiene de las remesas que envían sus familiares del extranjero.

Tradiciones

De las fiestas más importantes esta la del 29 de junio, en esa fecha se hace una fiesta muy grande, se suspenden actividades escolares, hay feria con juegos mecánicos, juegos pirotécnicos, grupos musicales y misas en la iglesia de la localidad. También existe un grupo que cada año se reúnen con otros grupos de distintos pueblos de estado de México para realizar una mega peregrinación a la basílica de Guadalupe.
Cada 16 de septiembre, en el desfile popular participa como figura principal Pedro Ascencio, caracterizado por uno de los vecinos. Durante las festividades religiosas, se suelen adornar las calles con papel de china picado y festones de pino. Otras tradiciones son la celebración del día de muertos, la toma del pueblo por Don Pedro Ascencio, las posadas de diciembre, la gente del pueblo gusta mucho de los toros y al menos una vez al año se efectúan jaripeos.

Gastronomía

Como platillo típico de la región se hace el cocido, que es parecido a un pozole hecho con “pancita”. Los sesos en tamalitos aunque también se hacen tamales de capulín pues los árboles de donde se toman son abundantes. También se  prepara dos tipos de pico de gallo, uno es a base de chilacayote tierno y otro a base de duraznos, ambos exquisitos, además de barbacoa y otros platillos de la región como el queso de canasto. Como postre se puede probar la fruta de horno y las galletas típicas de la región, que son preparadas con maíz y manteca. También la nieve de leche y dulce de pepita, duraznos y guayaba que se hacen moliendo la pepita y se les da distintas formas de figuras humanas o de animales, el pan guarache de San Andrés relleno con piloncillo y los mamones de Pachuquilla. También se preparan licores de zarza, membrillo, tabaquillo, limón, higo, naranja, piña, albahaca, manzanilla, rompope y pulque recién raspado.

¿Cómo llegar?

De no ser de Toluca a Ixtapan de la Sal por autopista, para después desviarse a Cuauhtepec Harinas, se toma el Paseo Tollocan y la avenida Colón para salir hacia la Calzada al Pacífico con rumbo a Valle de Bravo. Esta calzada es una larga recta delineada por cientos de Sauces de largas ramas.
Desde este punto son 70 kilómetros de un camino de paisajes montañosos, en la Calzada al Pacífico hay que tomar la desviación hacía Sultepec, desde este punto se puede observar el Nevado de Toluca y conforme uno avanza el camino sube acercándose más a él, al pasar por las faldas se comienza descender, llegando Texcaltitlán y algunos minutos más adelante está el señalamiento hacia Almoloya, todavía desde arriba al pasar una curva, como una postal que retrata en su mayoría techos de tejas rojas, se logra divisar la hondonada que alberga a este pintoresco pueblo.

Con información del Cronista Municipal,
Profesor Edmundo Roa García

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